EL SIMPLE Y COMPLEJO SER HUMANO - Emma Cueva Quirós


Emma Cueva Quirós sabe de letras. Entiende  e interpreta las grafías y los trazos, es lo que tiene ser  grafóloga. También sabe "coser" palabras para crear y contar historias. Construye artículos y recupera vivencias y costumbres de su tierra, que también es la mia. Hay ramas en el árbol de su vida que cultivaron el arte del pincel  y de la poesia, Que compartieron amistad y presencia con Blasco Ibañez y Sorolla y....
Hoy comparte con nosotros su visión del Principito. Una visión que muestra y demuestra lo simple y complejo del ser humano. Saint Exupery se lo "curró", o quizás tan solo lo sintió. 
Muchas gracias, Emma. El grabado de Salvador Nuñez, "Principito y Quijote" es por ti. 


EL PRINCIPITO

Con este hombrecito encontramos muchas respuestas. Nos  muestra y demuestra lo simple y complejo del ser humano, haciendo la diferenciación entre la mente infantil y la adulta.
Es sabido que los adultos olvidamos con prisa y facilidad las experiencias infantiles, dejamos de ser conscientes de la importante base que nos formó y nos llevó a los que somos en la actualidad.
Un dibujo tan simple como el que vemos al principio del libro de un sombrero para los adultos o la boa que ha engullido al elefante, nos dice claramente como se ha deformado nuestra imaginación y la capacidad del niño para saber y ver la esencia..

Cada vez que lo vuelvo a leer extraigo nuevas y  diferentes interpretaciones, por ejemplo los planetas: cada persona es un mundo con distintas perspectivas.
Las cosas bonitas que proyectan nuestros ojos pueden ser dañinas, como los baobabs, que se apoderan de todo. El reflejo de la ambición en el hombre de negocios que contaba estrellas sin parar y no tenía tiempo para nada más, lo hacía por el mero hecho de poseer aunque no le sirviera de nada, o el orgullo de la rosa que creía poder defenderse de las fieras sólo por tener espinas y ser hermosa.
La importancia de cuidarla y quererla proteger hace que sea una pieza única. Deshollinar los pequeños volcanes, aunque no estuvieran activos, para mantener todo limpio y a salvo como preparación a cualquier acontecimiento.
Comprobamos lo absurdo en el ansia de poder de aquel rey que no tenía súbditos y que ocupaba todo su mundo con un manto de armiño. O el vanidoso que está convencido de que los demás sólo son admiradores y siente placer saludando para sentirse importante, ellos no oyen más que las alabanzas, no admiten opiniones o criterios.
Es curioso como explica la mecanización de los seres humanos, con el farolero, que se atenía exclusivamente a realizar el acto de apagar o encender el farol cuando oía la consigna: buenos días, buenas noches… con tanta prisa como giraba su pequeñísimo planeta.
Por sugerencia del geógrafo el principito va a la Tierra donde encuentra muchos faroleros y ve estupefacto que los de los polos sólo trabajaban dos veces al año. Descubre que los hombres ocupan poco lugar, aunque los ancianos se crean tan importantes como los baobabs. El principito llega al desierto solitario y la serpiente que lo recibe le dice que con los hombres también se está solo. También la flor que encuentra en el desierto  contesta que nunca se sabe dónde encontrar a los hombres, que el viento los lleva porque no tienen raíces y eso les molesta.
Subiendo a una montaña con la pretensión de poder observar este nuevo planeta, se encuentra con que es seco, punteagudo y salado, y que los hombres no tienen imaginación porque siempre repiten lo que se les dice: el eco.
Y por fin encuentra una ruta que le lleva hacia los hombres, pero se cruzan en su camino otras muchas rosas y comprende que no era un gran príncipe, ya que él sólo poseía una (soberbia y humildad).
Una de las historias que más me llama la atención es la del zorro, quien dice no poder jugar con él porque no está domesticado y le pregunta si busca gallinas ya que es el único interés que tienen los demás hombres, pero el principito le contesta que busca amigos. El zorro le hace la observación de que eso es algo muy olvidado porque, para ello, tendría que crear lazos, crear la necesidad de estar juntos y recordarse. El principito dice que se le acaba el tiempo, que quiere conocer amigos, pero sólo se conocen las cosas que se domestican y hay que ser muy paciente, dedicarle tiempo. No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible.
El cuento del guardagujas nos evidencia la falta de búsqueda, el apremio del tiempo, ese ir y venir de la gente.
El hombre que vendía píldoras para aplacar la sed y poder tener casi una hora para hacer lo que se quiera, lleva al principito a reflexionar que si dispusiera de ese tiempo, lo emplearía en caminar suavemente hacia una fuente y beber.
Casi al final, los dos amigos, piloto y niño ven que lo que embellece al desierto es que esconde un pozo en cualquier parte.
La despedida terrenal llega con la muerte, pero se queda el amor y la amistad que nos nutren; las estrellas y las fuentes que nos iluminan el camino y nos dan fuerza para seguir andando; el sol y el desierto que nos llenan de energía y aportan la paz del silencio, toda una vida repleta de belleza y evocación.
No sólo es un canto a la ternura, sino que nos educa y nos enseña a pensar y a valorar lo que tenemos.
Afortunadamente, me he encontrado muchas veces con el principito y sé que seguiré viéndolo en cualquier parte. No hay muchos, pero …

Emma Cueva Quirós

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